Hoy, un día cualquiera de finales de otoño en el que la
transformación va desenrollando su autoestima con pequeños matices grises,
absolutamente todo se vuelve más intimista e incluso la dulce caricia de un
nuevo olor se posa sobre mi nuca.
Conseguir con pequeños pasitos que todo tenga más luz,
claridad y sentido se vuelve más sencillo con la llegada de la oscuridad.
Y voy desenvolviendo
mi ser intentando evitar que el residuo
de un verano desértico termine por quebrar mis raíces… deseando, que no quiebre las tuyas… que la
humedad alimente tu alma dormida y esa
lucecita tenue vuelva a iluminar tu interior.
Dime, mi creador de belleza, si sabes tú esculpir el tiempo.
Si tu música guiará nuestros pasos hacia la paz
infinita que tanto deseamos.
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