lunes, 25 de noviembre de 2013

Huella

Los días oscuros no son más que la prolongación de tu sombra en el tiempo.
Me he quedado sin piernas corriendo a través del barro para poder encontrar la unión de tu límite con el Sol.
Cada vez que lo siento cerca, se aleja tanto como un sueño en la vigilia.
Me siento, agotada, sobre la sucia humedad calándome hasta el alma con tu recuerdo y me descompongo en tormenta. Se rompe el universo conmigo, pues nos unimos en ese extraño dolor… en esa extraña amargura que sale de mi corazón para fundirse con las estrellas.
Me has abandonado… Lo sé. Me olvidaste hace ya mucho.
Sin embargo, aquí sigo recorriendo el mismo pedazo de tierra infértil tras tus pasos cuarteados.
Sin asimilar que el aire de mis pulmones está repleto de ceniza.



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