domingo, 1 de diciembre de 2013

Reflejo

Hoy regreso a tu pulmón vacía de oxígeno queriendo olvidar que fuiste tú quien se llevó todo el aire de esta ciudad.
Me esperas abriéndote el pecho, dejando espacio entre tu cálida carne…
No temas, el viento ya arrancó a la piel su memoria con un crujido de recuerdos y canciones ahogadas en lágrimas.
Te miro con la pureza de que quien no ha visto otro cielo que el de tus ojos en las noches sin estrellas.
Y me rindo, humano mío, porque soy tan débil como aquella niña que tuvo demasiado miedo para aprender a caminar y murió esperando que alguien le pusiese pies a la vida.
Tan débil, que dejé sobre tu almohada un mapa señalando dónde podrías hallarme...

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